Lo siento por los fans de Iced Earth que se perdieron el show. Yo tampoco los vi, no llegué a tiempo, por lo que me dejo mis inexistentes impresiones en el limbo. Se comentaba que el sonido dejó que desear, y que el concierto no pasó de correcto. Dicen que cumplieron… yo sinceramente, no lo sé. Sin embargo, pienso que bien podía haberse elegido a una banda más acorde al estilo de Volbeat, si es que hay algo actual que se les acerque.

Aterrizaba en la capital en pleno miércoles (ejem), una de las bandas más originales del metal actual. Volbeat, los que reutilizan retales de aquí y allá para tejer una manta que cada uno etiqueta a su antojo. Elvis Metal lo llaman. No sé, yo percibo desde influencias americanas a metaleras y thrashers. En la comercialidad de su último álbum (“Outlaw Gentlemen & Shady Ladies”) los he relacionado inconscientemente con Social Distortion. ¿Y a quién cojones se puede contratar para telonar a estos tíos?

Cuestiones de organización aparte, he de decir que los Volbeat arrasaron con una excelente selección de canciones. El orden de las mismas temas se me antojó ideal: caña, melodía, caña, melodía, alternando muy bien sus ya de por sí diversos temas. Los de Poulsen hicieron un show divertidísimo, de unos 100 minutos, en el que faltaron chorradas que nadie echó de menos (solos y parloteo, ya sabéis). A esto se sumó que el sonido, excepto durante el inicio, llegó al mejor nivel que he disfrutado en la Riviera. Estos animales de las tablas, que se ganaron al público con “Hallelujah Goat”, “Guitar Gangsters & Cadillac Blood” y “Radio Girl”, no sólo plasmaron su contundente producción de estudio a golpe de distorsión y bombástica base rítmica, no. Es que, con Michael Poulsen sobrado de voz y carisma al frente, interpretaron con solidez estructural y nivelada intensidad cada estrofa, solo y estampida instrumental

Resultados tan buenos en directo como los de “Heaven Nor Hell”, “Dead But Rising” o la coreadísima “Fallen” sólo se consiguen de una manera: tocando, mucho, y con profesionalidad. Así ocurrió, que a una palmada de Michael, la prácticamente llena Riviera le imitaba, y a una petición de “circle pitt” no se respondió con uno, sino con tantos como canciones quedaban en el set-list tras “The Mirror And The Ripper”. Michael cae, toca y canta estupendamente. Un todo en uno. Se mueve entre micros y no se sobra con actitudes de ego desatado. El resto de la banda, a su nivel. Profesionales y rodados sobre las tablas. 

Hubo espacio también para divertimentos como el trocito de “Ring Of Fire” antes de “Sad Man’s Tongue”, una canción cada vez más universal que muchos metaleros corearon, así como para guiñar el ojo a la historia del metal interpretando más tramos de “Holy Diver”, “Breaking The Law”, “Run To The Hills” o “You Suffer” de Napalm Death. Evidentemente, esta última cayó entera, provocando risas entre los entendidos. Ni siquiera perdieron tiempo con los bises: un minutito para hacer al público gritar, suficiente para secarse el sudor y arramplar con tres temas del tirón, finalizando con un desmedido “Pool of Booze, Booze, Booza”. 

Un show brutote, divertidísimo y con tantos temas coreables como hostiables. Su propuesta en directo es es tan lineal en disco como en directo. O te gustan, o no.Allí acogimos a un grupo que se ha ganado, a base de trabajo, el poder llenar la Riviera cuando hace pocos años tocaron a las 3 de la tarde en el Sonisphere ante bien pocos atrevidos. Un buen ejemplo de fruto del árbol del esfuerzo. Sala llena, público entregado y banda respondiendo con profesionalidad y buena cara. Así sí merece la pena acudir a un concierto un miércoles. Yo no me pensaría el repetir.

Setlist:
Hallelujah Goat
Guitar Gangsters & Cadillac Blood
Radio Girl
The Nameless One
Sad Man’s Tongue
Lola Montez
Heaven nor Hell
16 Dollars
Dead but Rising
Fallen
The Mirror and the Ripper
Pearl Hart
Maybellene I Hofteholder
The Hangman’s Body Count
Still Counting
—-
Caroline Leaving
Doc Holliday
Pool of Booze, Booze, Booza

Fotografías de Raúl Blanco, de Metal4All.

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by: Edgar

by: Edgar

A la música le dedico la mayor parte de mi tiempo pero, aunque el rock me apasiona desde que recuerdo, no vivo sin cine ni series de televisión. Soy ingeniero informático y, cuando tengo un hueco, escribo sobre mis vicios. Tres nombres: Pink Floyd, Led Zeppelin y Bruce Springsteen.

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